Aquelarre, Crucis, Invisible & La Maquina de Hacer Pajaros
Aquelarre - Brumas (1974)
"Cuando uno termina de escuchar este disco abre inmediatamente una incógnita: ¿Cuál será el próximo paso de Aquelarre? Conocer el punto al que ha llegado el grupo en este tercer álbum es un acicate motivante para barajar posibilidades futuras. La música que comenzaron a hacer posiblemente se canalice en algo realmente diferente a lo que ha venido ocurriendo dentro del rock (para hablar genéricamente) argentino. Hay dos detalles claves: la inclusión de orquesta en "Brumas en la bruma" y el resabio latino-americano de "Silencio marginal" están hablando de un rompimiento de barreras para tratar la música en todas sus dimensiones. Algunos quizás opinen que a este album le falte parte de la fuerza (quizás rock, piensan) de las dos entregas anteriores. Y puede ser. Es posible porque Aquelarre parece buscarse (o tal vez, recrearse) en todos los territorios y no en un solo. Como los anteriores discos, Brumas es un album pensado, ensayado y evaluado técnicamente. Los teclados de Neira están constantemente en la búsqueda armónica y el bajo de Del Guercio parece tener otro sonido. Las voces alcanzan su punto más alto en los coros y cuando Del Guercio tiene un tema adecuado y al alcance de su registro. Una de las novedades es un tema cantado por Rodolfo García, el baterista. Hector Starc, en cambio, ha pasado más desapercibido en este álbum, cosa que vista desde otro ángulo, es positiva para un conjunto que intenta hacer música grupal en serio.
Tapa: Uno de los mejores materiales que se han dado en este sentido ha sido el editado por Aquelarre. En esta oportunidad lo sigue haciendo con la ejecución de Del Guercio, artesano vocacional de la estética.
Síntesis: Aquelarre es una faceta progresiva, alentadora de la música moderna en la Argentina. Pero quizás lo más interesante es que lo logran, como en "Brumas", sin grandes escenificaciones teatrales, ni puestas en escena curiosas. Aquelarre es lo que es porque quiere serlo. Y este álbum abre la puerta para que uno pueda escucharlo todo, sentirlo todo si quiere realmente hacerlo."
Revista Pelo - Reseña del album (1974)
Emilio del Guercio: Bajo, guitarra, voz
Hector Starc: Guitarras, voz
Hugo Gonzalez Neira: Teclados, voz
Rodolfo Garcia: Bateria, percusion, voz
Crucis - Crucis (1976)
"El primer Crucis existió hasta 1975 y contaba con el bajista José Luis Fernández (luego de La Máquina de Hacer Pájaros). El cuarteto definitivo se consolidó en julio del '75 con el ingreso del baterista uruguayo Gonzalo Farrugia (ex Psiglo), Pino Marrone (guitarra), Aníbal Kerpel (teclado) y Gustavo Montesano (bajo y canto), eran los tres restantes. Ensayaban diariamente de 15 a 20, hasta el día histórico ya mencionado. Incluso el diario Crónica (que en general solo se ocupaba del Rock cuando había algún desorden callejero) los había tomado en cuenta con un artículo titulado: "Fulminante consagración"
El cuarteto no sólo representaba un ejemplo de trabajo armónico, sino que se ubicaba en la cumbre de la música electrica urbana.
Marrone fue la revelación del año como guitarrista, y en los teclados Kerpel dejaba atónitos a los oyentes. Lo apodaban "el mariscal" y precisamente su tema "Los Delirios del Mariscal" es una de las obras mayores del grupo. Establecían coordenadas armónicas de una sutileza y una intensidad que pocos habían alcanzado en los primeros 10 años de Rock nacional. Se ponían en acción en vivo y parecía como si se conectara una usina gigante.
El único punto flojo de la experiencia era la voz de Montesano. Como cantante era bastante deficitario. Alvarez situaba la voz atrás con cámara y efectos, pero eso no remediaba la carencia. Aunque dado que la mayoría de las composiciones eran instrumentales, el problema quedaba en segundo plano. La música de Crucis se inscribía en la órbita contemporánea donde se aunaban componentes del rock y del jazz, en sus tendencias libres. En su etapa final, considerando que al inicio, la mayoría de los temas era aportada por el bajista, con quien surgieron varios desencuentros -tal vez por sus propias limitaciones como cantante y su obstinación por hacerlo- los materiales de Kerpel y Marrone abusaban del free y por momentos parecían fuegos sonoros de artificio. De todos modos, se manejaron con lucidez y establecieron un punto referencial de exigencia en momentos donde nuestra joven música urbana crecía en calidad y cantidad."
Revista: Cantarock
Aníbal Kerpel: Teclados
Gonzalo Farrugia: Batería
Gustavo Montesano: Bajo y voz
Pino Marrone: Guitarra
Invisible - Durazno Sangrando (1975)
"Básicamente el "Durazno" representa dos visiones de la vida espiritual, una oriental y la otra occidental. Nosotros somos occidentales, y occidentalistas; por lo tanto, el misterio filosófico oriental es difícil de interpretar desde una óptica saturada de sofisticación como la nuestra; para poder investigar en ese arte y filosofía debemos desprendernos de todas esas cosas. El "Durazno" es una concepción un tanto cristiana de la sangre, de lo que es Cristo, y por otra parte representa la visión oriental de la Flor de Oro, una flor de origen celeste que representa la divinidad para los chinos. Nosotros pretendimos aglutinar estos conceptos con un tercero que involucra directamente a los anteriores, que es el amor. Creemos que por encima de cualquier presunción o preconcepto, el gran problema que aqueja al hombre es el amor, y la entrega del amor. En el último tema —"Dios de adolescencia"— se resume toda la propuesta del disco. Dice así: "Ya que Dios es un mundo/en el que amar es la eternidad que uno busca".
Nosotros en un momento pensamos poner las referencias de las fuentes consultadas, pero llegamos a la conclusión de que no sería lo indicado. Por otra parte, las referencias son también teóricas, y su interpretación puede presentar obstáculos. Entonces preferimos que la gente se indujera por propio impulso a buscar las fuentes, o no... Además es bueno aclarar que el hecho de que nosotros nos hayamos dirigido a determinadas filosofías orientales para concebir una serie de canciones no significa que seamos monjes tibetanos o budistas; y si decidimos no poner ningún comentario, fue para que no existiera un prejuicio en el oyente. Creo que los problemas de espíritu sólo los puede solucionar uno, y quizás resultaba algo superficial citar los textos que sirvieron para hacer las canciones. No creo que uno se ilumine leyendo un libro, pero si, en cambio, se le da música y algunos conceptos artísticos lúcidos, la persona se motiva a seguir adelante. No quiero decir que los libros no sirvan, pero yo prefiero el camino emocional, al camino intelectual."
Luis Alberto Spinetta - Sobre Durazno Sangrando (Revista Pelo-1976)
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