sábado, 15 de agosto de 2020

Gong - Rejoice! I'm Dead! (2CD EarBook Set Madfish Music)

 Gong - 2016  - Rejoice! I'm Dead! (2CD + DVD EarBook Set Madfish Music)

Vida más allá de la muerte y psicodelia progresiva continuamente emergente en un círculo de eterno retorno: estas dos cosas simboliza el fantástico disco nuevo de GONG “Rejoice! I’m Dead!”, el primero publicado tras el triste fallecimiento de Daevid Allen. El quinteto actual de GONG está conformado por Kavus Torabi [guitarras y voz], Fabio Golfetti [guitarra, guitarra gliss y voz], Dave Sturt [bajos, bajo acústico, teclados, percusión y voz], Ian East [saxofones soprano, tenor y barítono, flauta, flautín swanee y percusión] y Cheb Nettles [batería, percusión y voz]. Como muchos sabemos, Torabi también opera en GUAPO, KNIFEWORLD y otros grupos, Golfetti hace lo propio en la veterana banda prog-psicodélica brasileña VIOLETA DE OUTONO, y Sturt es bajista de JADE WARRIOR y muchas veces aparece en la banda de apoyo de Steve Hillage. El quinteto se amplía virtualmente a sexteto cuando entra a tallar el canto de Daevid Allen en dos canciones pues se pone su nombre dentro de la alineación oficial de la banda y no como participante ocasional: ya hablaremos sobre los detalles de estas dos canciones más adelante. Allen fue, de hecho, el autor de las letras de un puñado de canciones de este nuevo repertorio, aunque Torabi es el letrista principal; Sturt hace la letra de la cuarta canción del disco. Hay dos invitados de lujo cuyos nombres merecen ser escritos con letras de oro con bordes plateados: el maestro guitarrista Steve Hillage brinda un solo de guitarra en la segunda pieza del álbum, mientras que el genial vientista Didier Malherbe añade fraseos de duduk a los temas #4 y #8 (hoy por hoy se trata de su instrumento de casi exclusivo interés). También aparece en algún momento el pianista Chris Ellis. Tal como señala Dave Sturt en los créditos del disco, éste estuvo “inspired by the light, love and passing of our dear friend and inspiration, Daevid Allen”, con lo cual tenemos bien en claro que el mensaje oficial integral de la música vertida en “Rejoice! I’m Dead!” es la de seguir ahondando en la inspiración y huellas temáticas de la visión musical de Daevid Allen a pesar de que él no esté ya en este mundo para seguir tocando y componiendo nueva música.


El repertorio del disco está dividido en cuatro lados, como si de un doble vinilo se tratase, y de hecho, el disco ha salido en formato de doble vinilo además del formato digital, a través del sello Snapper Music. El lado 1 está conformado por ‘The Thing That Should Be’, ‘Rejoice!’ y ‘Kapital’. El primero de estos temas comienza con un vigor bien decidido explayado sobre un medio tiempo cuyo swing nos remite a fines de los 60s, ese groove inocente de tenor beat que arropa un despliegue sonoro arrollador y que hoy conceptualizamos como punto de inicio del paradigma psicodélico. La garra de las guitarras y los colores exóticos de los múltiples saxofones son significativos para la preservación del patente gancho de la pieza: un híbrido del GONG del “Camembert Electrique” y la psicodelia contemporánea a lo VIOLETA DE OUTONO, he aquí la descripción idónea para est canción. Las cosas se ponen más complejas con la siguiente canción, la cual ocupa un espacio de 10 ¼ minutos. Su letra explícitamente celebra la idea de que la muerte es un elemento omnipresente e incluso definidor de nuestra existencia terrenal: “Sometimes I can hold it in my hands, / And nearly have a word for it, / But then it slips away, / and son we’re gonna say… / Rejoice, I’m dead / At last I’m free”. La inicial sección cantada es manejada sobre una cadencia jazz-rockera y un tempo inusual, haciendo que los instrumentos se conecten entre sí en un clima de ánimo jovial. Incluso notamos algún agradable tufo Crimsoniano en una breve armonización e guitarras duales. El jam instrumental que viene después, sostenido sobre un consistente compás en 5/4, se toma su buen tiempo para asentar su discurso, el cual concierta una ágil combinación de musculatura y misticismo. Los solos de guitarra – el más largo, a cargo del maestro Hillage – operan como figuras líderes que canalizan la vitalidad contundente del ensamble íntegro. Con el regreso del estribillo repetido hasta el fade-out volvemos a la jovialidad inicial. ‘Kapital’ completa este primer cuarto del disco con una ambientación amenazante traducida a un formato surrealista: canción prima hermana de ‘Occupy’ del disco anterior “I See You”, su empuje porta un brío llamativo a través del carácter obviamente sombrío de su motif.


‘Model Village’ abre el segundo cuarto del disco y lo hace estableciendo un abierto contraste frente a la pieza precedente: es etérea, relajada, bien apoyada en un esquema de trabajo fusionesco en su faceta más cándida. El saxo soprano y el duduk (este último, a cargo de Malherbe) se erigen en protagonistas del entramado instrumental mientras algunos momentos calculados de intensificación percusiva aportan vibraciones flamantes para acentuar la calidez reinante. La dupla de ‘Beatrix’ y ‘Visions’ sirve para que el grupo explore concienzud































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